LA CREACION DE DIOS


Dios ordena el universo
En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios: Haya luz, y hubo luz.
Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas.
Dios llamó a la luz Día y a las tinieblas Noche. Atardeció y amaneció: fue el día Primero.
Dijo Dios: Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe unas aguas de las otras
Hizo Dios entonces como una bóveda y separó unas aguas de las otras: las que estaban por encima del firmamento, de las que estaban por debajo de él. Y así sucedió.
Dios llamó a esta bóveda Cielo. Y atardeció y amaneció: fue el día Segundo
Dijo Dios: Júntense las aguas de debajo de los cielos en un solo depósito, y aparezca el suelo seco.» Y así fue.
Dios llamó al suelo seco Tierra y al depósito de las aguas Mares. Y vio Dios que esto era bueno.
Dijo Dios: Produzca la tierra hierba, plantas que den semilla, y árboles frutales que por toda la tierra den fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie. Y así fue.
La tierra produjo hierba, plantas que dan semillas y árboles frutales que dan fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie. Dios vio que esto era bueno.
Y atardeció y amaneció: fue el día Tercero.
Dijo Dios: Haya luceros en el cielo que separen el día de la noche, que sirvan para señalar las fiestas, los días y los años, y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra. Y así sucedió. E hizo Dios los dos grandes luceros: el lucero mayor para regir el día, el lucero menor para regir la noche, e hizo también las estrellas.
Dios los colocó en lo alto de los cielos para iluminar la tierra, para regir el día y la noche y separar la luz de las tinieblas; y vio Dios que esto era bueno.
Y atardeció y amaneció: fue el día Cuarto.
Dijo Dios: Llénense las aguas de seres vivientes y revoloteen aves sobre la tierra y bajo el firmamento.
Dios creó entonces los grandes monstruos marinos y todos los seres que viven en el agua según su especie, y todas las aves, según su especie. Y vio Dios que todo ello era bueno.
Los bendijo Dios, diciendo: Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar, y multiplíquense asimismo las aves sobre la tierra.
Y atardeció y amaneció: fue el día Quinto.
Dijo Dios: Produzca la tierra vivientes según sus especies, animales del campo, reptiles y fieras. Y así fue.
Dios hizo las distintas clases de animales salvajes según su especie, los animales del campo según sus especies, y todos los reptiles de la tierra según sus especies. Y vio Dios que todo esto era bueno.
Dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.
Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Varón y mujer los creó.
Dios los bendijo, diciéndoles: Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Tengan autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.
Dijo Dios: Hoy les entrego para que se alimenten toda clase de plantas con semillas que hay sobre la tierra, y toda clase de árboles frutales.
A los animales salvajes, a las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se mueven sobre la tierra, les doy pasto verde para que coman.
Y así fue.
Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno. Y atardeció y amaneció: fue el día Sexto.
CAPITULO 2
Descanso del séptimo día
Así estuvieron terminados el cielo, la tierra y todo lo que hay en ellos.
El día séptimo Dios tuvo terminado su trabajo, y descansó en ese día de todo lo que había hecho.
Bendijo Dios el Séptimo día y lo hizo santo, porque ese día descansó de sus trabajos después de toda esta creación que había hecho.
Ésta es la historia de la creación del cielo y de la tierra. Cuando el Señor Dios hizo la tierra y el cielo
no había sobre la tierra arbusto alguno, ni había brotado aún ninguna planta silvestre, pues Yavé Dios no había hecho llover todavía sobre la tierra, y tampoco había hombre que cultivara el suelo
e hiciera subir el agua para regar toda la superficie del suelo.
Entonces Yavé Dios formó al hombre con polvo de la tierra; luego sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre tuvo aliento y vida.


Yavé Dios plantó un jardín en un lugar del Oriente llamado Edén, y colocó allí al hombre que había formado.
Yavé Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, agradables a la vista y buenos para comer. El árbol de la Vida estaba en el jardín, como también el árbol de la Ciencia del bien y del mal.



Del Edén salía un río que regaba el jardín y se dividía en cuatro brazos.
El primero se llama Pisón, y corre rodeando toda la tierra de Evila donde hay oro,
oro muy fino. Allí se encuentran también aromas y piedras preciosas.
El segundo río se llamaba Guijón y rodea la tierra de Cus.
El tercer río se llama Tigris, y fluye al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.
Yavé Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara.
Y Yavé Dios le dio al hombre un mandamiento; le dijo: Puedes comer todo lo que quieras de los árboles del jardín, pero no comerás del árbol de la Ciencia del bien y del mal. El día que comas de él, ten la seguridad de que morirás. Dijo Yavé Dios: «No es bueno que el hombre esté solo, voy a hacerle una auxiliar a su semejanza.
Entonces Yavé Dios formó de la tierra a todos los animales del campo y a todas las aves del cielo, y los llevó ante el hombre para que les pusiera nombre. Y el nombre de todo ser viviente había de ser el que el hombre le había dado.
El hombre puso nombre a todos los animales, a las aves del cielo y a las fieras salvajes. Pero no se encontró a ninguno que fuera a su altura y lo ayudara.
Entonces Yavé hizo caer en un profundo sueño al hombre y éste se durmió. Le sacó una de sus costillas y rellenó el hueco con carne.
De la costilla que Yavé había sacado al hombre, formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces el hombre exclamó:




Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada varona porque del varón ha sido tomada.
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y pasan a ser una sola carne.
Los dos estaban desnudos, hombre y mujer, pero no sentían vergüenza.
CAPÍTULO 3
La tentación y la caída



La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yavé Dios había hecho. Dijo a la mujer: «¿Es cierto que Dios les ha dicho: No coman de ninguno de los árboles del jardín?
La mujer respondió a la serpiente: «Podemos comer de los frutos de los árboles del jardín, pero no de ese árbol que está en medio del jardín, pues Dios nos ha dicho: No coman de él ni lo prueban siquiera, porque si lo hacen morirán.
La serpiente dijo a la mujer: No es cierto que morirán.
Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de él, se les abrirán a ustedes los ojos; entonces ustedes serán como dioses y conocerán lo que es bueno y lo que no lo es.»
A la mujer le gustó ese árbol que atraía la vista y que era tan excelente para alcanzar el conocimiento. Tomó de su fruto y se lo comió y le dio también a su marido que andaba con ella, quien también lo comió.
Entonces se les abrieron los ojos y ambos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Cosieron, pues, unas hojas de higuera, y se hicieron unos taparrabos.
Oyeron después la voz de Yavé Dios que se paseaba por el jardín, a la hora de la brisa de la tarde. El hombre y su mujer se escondieron entre los árboles del jardín para que Yavé Dios no los viera.
Yavé Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?»
Este contestó: «He oído tu voz en el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo; por eso me escondí.» Yavé Dios replicó:
¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol que te prohibí?
El hombre respondió: «La mujer que pusiste a mi lado me dio del árbol y comí.
Yavé dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?» La mujer respondió: «La serpiente me engañó y he comido. La sentencia de Dios.
Entonces Yavé Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás tierra por todos los días de tu vida.
Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tú herirás su talón.
A la mujer le dijo: Multiplicaré tus sufrimientos en los embarazos y darás a luz a tus hijos con dolor. Siempre te hará falta un hombre, y él te dominará.
Al hombre le dijo: «Por haber escuchado a tu mujer y haber comido del árbol del que Yo te había prohibido comer, maldita sea la tierra por tu causa. Con fatiga sacarás de ella el alimento por todos los días de tu vida.
Espinas y cardos te dará, mientras le pides las hortalizas que comes.
Con el sudor de tu frente comerás tu pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado. Porque eres polvo y al polvo volverás.
El hombre dio a su mujer el nombre de «Eva», por ser la madre de todo viviente.
En seguida Yavé Dios hizo para el hombre y su mujer unos vestidos de piel y con ellos los vistió.
Entonces Yavé Dios dijo: «Ahora el hombre es como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal. Que no vaya también a echar mano al Arbol de la Vida, porque al comer de él viviría para siempre.
Y así fue como Dios lo expulsó del jardín del Edén para que trabajara la tierra de la que había sido formado.
Habiendo expulsado al hombre, puso querubines al oriente del jardín del Edén, y también un remolino que disparaba rayos, para guardar el camino hacia el Arbol de la Vida.
CAPÍTULO 4


Conoció el hombre a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: He adquirido un varón con el favor de Yahveh. Volvió a dar a luz, y tuvo a Abel su hermano. Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador. Pasó algún tiempo, y Caín hizo a Yahveh una oblación de los frutos del suelo.
También Abel hizo una oblación de los primogénitos de su rebaño, y de la grasa de los mismos. Yahveh miró propicio a Abel y su oblacíon, mas no miró propicio a Caín y su oblación, por lo cual se irritó Caín en gran manera y se abatió su rostro.
Yahveh dijo a Caín: ¿Por qué andas irritado, y por qué se ha abatido tu rostro?
¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo? Mas, si no obras bien, a la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia, y a quien tienes que dominar.»
Caín, dijo a su hermano Abel: «Vamos afuera.» Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató.
Yahveh dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Contestó: «No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?
Replicó Yahveh: ¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo.
Pues bien: maldito seas, lejos de este suelo que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.
Aunque labres el suelo, no te dará más su fruto. Vagabundo y errante serás en la tierra.»
Entonces dijo Caín a Yahveh: «Mi culpa es demasiado grande para soportarla.
Es decir que hoy me echas de este suelo y he de esconderme de tu presencia, convertido en vagabundo errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará.
Respondióle Yahveh: «Al contrario, quienquiera que matare a Caín, lo pagará siete veces.» Y Yahveh puso una señal a Caín para que nadie que le encontrase le atacara.
Caín salió de la presencia de Yahveh, y se estableció en el país de Nod, al oriente de Edén.
Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Henoc. Estaba construyendo una ciudad, y la llamó Henoc, como el nombre de su hijo.
A Henoc le nació Irad, e Irad engendró a Mejuyael, Mejuyael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lámek.
Lámek tomó dos mujeres: la primera llamada Adá, y la segunda Sillá.
Adá dio a luz a Yabal, el cual vino a ser padre de los que habitan en tiendas y crían ganado.
El nombre de su hermano era Yubal, padre de cuantos tocan la cítara y la flauta.
Sillá por su parte engendró a Túbal Caín, padre de todos los forjadores de cobre y hierro. Hermano de Túbal Caín fue Naamá.
Y dijo Lámek a sus mujeres: «Adá y Sillá, oíd mi voz; mujeres de Lámek, escuchad mi palabra: Yo maté a un hombre por una herida que me hizo y a un muchacho por un cardenal que recibí.
Caín será vengado siete veces, mas Lámek lo será 77.
Adán conoció otra vez a su mujer, y ella dio a luz un hijo, al que puso por nombre Set, diciendo: Dios me ha otorgado otro descendiente en lugar de Abel, porque le mató Caín.
También a Set le nació un hijo, al que puso por nombre Enós. Este fue el primero en invocar el nombre de Yahveh."




CAPÍTULO 5
Esta es la lista de los descendientes de Adán: El día en que Dios creó a Adán, le hizo a imagen de Dios.
Los creó varón y hembra, los bendijo, y los llamó Hombre en el día de su creación. Tenía Adán 130 años cuando engendró un hijo a su semejanza, según su imagen, a quien puso por nombre Set. Fueron los días de Adán, después de engendrar a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. El total de los días de la vida de Adán fue de 930 años, y murió. Set tenía 105 años cuando engendró a Enós. Vivió Set, después de engendrar a Enós, 807 años y engendró hijos e hijas.
El total de los días de Set fue de 912 años, y murió. 9.Enós tenía noventa años cuando engendró a Quenán.



Vivió Enós, después de engendrar a Quenán, 815 años, y engendró hijos e hijas.
El total de los días de Enós fue de 905 años, y murió. 12.Quenán tenía setenta años cuando engendró a Mahalalel. 13.Vivió Quenán, después de engendrar a Mahalalel, 840 años, y engendró hijos e hijas.

El total de los días de Quenán fue de 910 años, y murió. Mahalalel tenía 65 años cuando engendró a Yéred. Vivió Mahalalel, después de engendrar a Yéred, 830 años, y engendró hijos e hijas.

El total de los días de Mahalalel fue de 895 años, y murió. 18.Yéred tenía 162 años cuando engendró a Henoc. 19.Vivió Yéred, después de engendrar a Henoc, ochocientos años, y engendró hijos e hijas.

El total de los días de Yéred fue de 962 años, y murió. 21.Henoc tenía 65 años cuando engendró a Matusalén. Henoc anduvo con Dios; vivió, después de engendrar a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.
El total de los días de Henoc fue de 365 años. 24.Henoc anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se lo llevó.
Matusalén tenía 187 años cuando engendró a Lámek.
Vivió Matusalén, después de engendrar a Lámek, 782 años, y engendró hijos e hijas.
El total de los días de Matusalén fue de 969 años, y murió. 28.Lámek tenía 182 años cuando engendró un hijo, y le puso por nombre Noé, diciendo "«Este nos consolará de nuestros afanes y de la fatiga de nuestras manos, por causa del suelo que maldijo Yahveh.
Vivió Lámek, después de engendrar a Noé, 595 años, y engendró hijos e hijas.
El total de los días de Lámek fue de 777 años, y murió. 32.Era Noé de quinientos años cuando engendró a Sem, a Cam y a Jafet."

CAPÍTULO 6
Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la haz de la tierra y les nacieron hijas, vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas. Entonces dijo Yahveh: «No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean 120 años.»
Los nefilim existían en la tierra por aquel entonces (y también después), cuando los hijos de Dios se unían a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos: estos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos.
Viendo Yahveh que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo, le pesó a Yahveh de haber hecho al hombre en la tierra, y se indignó en su corazón.
Y dijo Yahveh: «Voy a exterminar de sobre la haz del suelo al hombre que he creado, - desde el hombre hasta los ganados, las sierpes, y hasta las aves del cielo - porque me pesa harberlos hecho.
Pero Noé halló gracia a los ojos de Yahveh. Esta es la historia de Noé: Noé fue el varón más justo y cabal de su tiempo. Noé andaba con Dios.. Noé engendró tres hijos: Sem, Cam y Jafet.
La tierra estaba corrompida en la presencia de Dios: la tierra se llenó de violencias.
Dios miró a la tierra, y he aquí que estaba viciada, porque toda carne tenía una conducta viciosa sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: «He decidido acabar con toda carne, porque la tierra está llena de violencias por culpa de ellos. Por eso, he aquí que voy a esterminarlos de la tierra.
Hazte un arca de maderas resinosas. Haces el arca de cañizo y la calafateas por dentro y por fuera con betún. Así es como la harás: longitud del arca, trescientos codos; su anchura, cincuenta codos; y su altura, treinta codos.
Haces al arca una cubierta y a un codo la rematarás por encima, pones la puerta del arca en su costado, y haces un primer piso, un segundo y un tercero.
Por mi parte, voy a traer el diluvio, las aguas sobre la tierra, para exterminar toda carne que tiene hálito de vida bajo el cielo: todo cuanto existe en la tierra perecerá.
Pero contigo estableceré mi alianza: Entrarás en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo.
Y de todo ser viviente, de toda carne, meterás en el arca una pareja para que sobrevivan contigo. Serán macho y hembra.
De cada especie de aves, de cada especie de ganados, de cada especie de sierpes del suelo entrarán contigo sendas parejas para sobrevivir.
Tú mismo procúrate toda suerte de víveres y hazte acopio para que os sirvan de comida at ti y a ellos. Así lo hizo Noé y ejecutó todo lo que le había mandado Dios."


El caos del Diluvio


01 Yavé dijo a Noé: «Entra en el Arca, tú y tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en esta generación.   
02 De todos los animales puros, tomarás contigo siete parejas de cada especie, cada macho con su hembra. De los animales impuros, tomarás un macho con su hembra.   
03 Del mismo modo, de las aves del cielo tomarás siete parejas, cada macho con su hembra, con el fin de que se conserven las especies sobre la tierra.   
04 Porque dentro de siete días, haré llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y exterminaré a todos los seres que creé.»   
05 Noé hizo todo lo que Yavé le había ordenado.   
06 Noé tenía seiscientos años de edad cuando se produjo el diluvio que inundó la tierra.   
07 Noé, pues, entró en el arca junto con su esposa, sus hijos y las esposas de sus hijos, para salvarse de las aguas del diluvio.   
08 Animales puros e impuros, aves del cielo y reptiles de la tierra, entraron con Noé en el Arca.   
09 Entraron de dos en dos, macho y hembra, como Dios lo había ordenado.   
10 Y luego, a los siete días, comenzaron a caer sobre la tierra las aguas del diluvio.   
11 Cuando Noé contaba seiscientos años de vida, el día diecisiete del segundo mes del año, brotaron todos los manantiales del fondo del mar, mientras se abrían las compuertas del cielo.   
12 Estuvo lloviendo sobre la tierra por cuarenta días y cuarenta noches.   
13 Ese mismo día Noé entró en el arca con sus hijos Cam, Sem y Jafet, su esposa y sus nueras.   
14 También entraron con ellos en el arca las diversas especies de animales salvajes y de los otros animales, de los reptiles que se arrastran por el suelo y de las aves.   
15 De todo ser que respira y vive entraron con Noé en el arca en fila de a dos.   
16 Y los que entraban eran un macho y una hembra de cada especie, que iban llegando según la orden de Dios. Y Yavé cerró la puerta del arca detrás de Noé.   
17 El diluvio cayó durante cuarenta días sobre la tierra. Crecieron, pues, las aguas y elevaron el arca muy por encima de las tierras.   
18 Las aguas subieron y crecieron enormemente sobre la tierra, y el arca flotaba sobre las aguas.   
19 Subió el nivel de las aguas, y crecieron más y más sobre la tierra, y quedaron cubiertos los montes más altos que hay bajo el cielo.   
20 El agua alcanzó una altura de siete metros y medio por encima de las montañas.   
21 Todo ser mortal que se mueve sobre la tierra pereció: aves, bestias, animales, todo lo que tiene vida y se mueve sobre la tierra y toda la humanidad.   
22 Todo ser vivo que sobre la tierra respira y tiene aliento murió.   
23 Así perecieron todos los vivientes que había sobre la tierra, desde el hombre hasta los animales, los reptiles y las aves del cielo. Todos fueron borrados de la superficie de la tierra, sólo quedó Noé y los que estaban con él en el arca.   
24 Las aguas cubrieron la tierra durante ciento cincuenta días.

 Nueva creación

01 Y Dios se acordó de Noé y de todos los animales y las fieras salvajes que estaban con él en el arca. Entonces Dios hizo soplar un viento sobre la tierra, y las aguas descendieron.   
02 Entonces se cerraron los manantiales que brotaban del abismo, como también las compuertas del cielo, y la lluvia cesó de caer sobre la tierra.   
03 Las aguas iban bajando sobre la tierra, con flujo y reflujo; empezaron a descender después de los ciento cincuenta días.   
04 El día diecisiete del séptimo mes, el arca descansó sobre los montes de Ararat.   
05 Y las aguas siguieron bajando hasta el mes décimo, hasta que el día primero de ese mes aparecieron las cumbres de los montes.   
06 Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana que había hecho en el arca   
07 y soltó al cuervo, el cual revoloteaba sobre las aguas, yendo y viniendo, hasta que se evaporaron las aguas de la tierra.   
08 Entonces Noé soltó a la paloma, para ver si las aguas se habían retirado de la superficie de la tierra.   
09 Pero la paloma no encontró dónde posarse, y volvió al arca, pues todavía las aguas cubrían toda la superficie de la tierra. Noé extendió su brazo, tomó a la paloma y la introdujo en el arca.   
10 Esperó siete días más y de nuevo soltó a la paloma fuera del arca.   
11 La paloma regresó al atardecer, trayendo en su pico una rama verde de olivo. Entonces Noé se dio cuenta que las aguas se habían retirado de la superficie de la tierra.   
12 Todavía esperó otros siete días más y soltó a la paloma, que ya no regresó más al arca.   
13 El año seiscientos uno de la vida de Noé, en el primer día del primer mes, las aguas desaparecieron de la tierra. Noé quitó la cubierta del arca y miró fuera, y vio que la superficie de la tierra estaba seca.   
14 El día veintisiete del segundo mes, la tierra estaba ya seca.   
15 Entonces Dios habló de esta manera a Noé:   
16 «Sal del arca, tú y tu esposa, tus hijos y tus nueras.   
17 Saca también contigo a todos los seres vivientes que tienes dentro de todas las especies: aves, animales, bestias y reptiles que se arrastran por el suelo. Que pululen, llenen la tierra y se multipliquen.»   
18 Salió, pues, Noé y con él sus hijos, su esposa y sus nueras.   
19 Todos los animales salvajes y domésticos, todas las aves y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, salieron por familias del arca.   
20 Noé construyó un altar a Yavé, y tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, los ofreció en sacrificio sobre el altar.   
21 Al aspirar el agradable aroma, Yavé decidió: «Nunca más maldeciré la tierra por causa del hombre, pues veo que sus pensamientos están inclinados al mal ya desde la infancia. Nunca más volveré a castigar a todo ser viviente como acabo de hacerlo.   
22 Mientras dure la tierra, habrá siembra y cosecha, pues nunca cesarán ni el frío ni el calor, ni el verano ni el invierno ni los días ni las noches.














 

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